Hace una década estaba en París asistiendo al Salon du Livre, la mayor feria del libro de Francia que reúne a editores de todo el mundo.
Oficialmente estaba allí para presentar la traducción al francés de mi biografía de Clarice Lispector, pero también tenía una misión secreta: quería conocer a los editores ucranianos para que Lispector fuera leída en el país que la vio nacer. Hace exactamente cien años, ella y su familia habían huido por las mismas carreteras e incluso las mismas calles por las que huyen hoy los desesperados refugiados ucranianos.
No conocía a ningún editor ucraniano. No era agente; no tenía ni idea de cómo hacerlo; simplemente sentía que era importante; y cuando finalmente localicé a una solitaria editora ucraniana, una mujer de mediana edad llamada Anetta Antonenko, intenté contarle mi historia.
Clarice Lispector era la mejor escritora moderna de Brasil, le dije. Era tan brillante, tan magnética, que sus compatriotas se agotaban intentando describir a “la princesa de la lengua portuguesa”. Y este orgulloso símbolo de la cultura brasileña nació en Ucrania.
"Es una cuestión de orgullo nacional, de corregir una injusticia histórica, de llevarla a su lugar de nacimiento”, dije.
Debíamos parecer una pareja cómica. Soy casi el doble de grande que Anetta. Ninguno de los dos hablaba mucho el idioma del otro. Sin embargo, de esa manera milagrosa que ocurre entre personas que están destinadas a entenderse, nos entendimos.
Poco después, la editorial de Anetta Antonenko empezó a publicar la obra de Clarice. Ya ha publicado tres de sus novelas, y está preparando una edición ucraniana de La pasión según G.H. Anetta Antonenko también es la editora ucraniana de Bataille, Lorca y Borges, y estaba esperando una traducción de mi biografía de Susan Sontag.
Hace unos días escribió que su padre era soldado y su madre médica: “Sé disparar y sé curar”. Ahora, esta mujer amable y culta está sentada en un piso de un barrio, antes tranquilo, a tan solo tres kilómetros de la estación central de Kiev.
“Estoy en mi casa”, dijo cuando hablamos por WhatsApp este fin de semana. “Mis dos gatos están conmigo y no quiero esconderme. Me niego a tener miedo en mi propio país. Así que trabajo todo lo que puedo. El trabajo salva”.
Tiene comida para diez o quince días para ella y para un mes para sus gatos. Y, como millones de civiles ucranianos, tiene un arma. Cuando tenía veinte años, su padre le enseñó a disparar, y aunque cumplió sesenta años en enero, está preparada para usarla si es necesario.
“No tengo miedo a luchar. Pero creo que las palabras son una contribución importante a nuestra victoria. He recibido mucho apoyo moral de editores, agentes, autores, traductores, embajadas y fundaciones. Hago todo lo que puedo para ayudar a que se conozca nuestra situación”.
Empezó a publicar libros exclusivamente en lengua ucraniana en un momento en el que, en un país mayoritariamente bilingüe, gran parte de la literatura solo estaba disponible en ruso. Antonenko, como la mayoría de los ucranianos de su generación, domina el ruso. “Ucrania era la zona más instruida de la antigua Unión Soviética. Nosotros, y no Rusia, siempre fuimos la nación que más libros leía. Mi convicción sagrada es que una nación es su lengua. Y cuando Rusia nos invadió y ocupó Crimea y el Donbás, decidí que publicar en ucraniano era la mejor manera de ayudar a mi país”.
Su persistencia dio sus frutos: “La situación económica era mala. Moral y financieramente fue duro. Pero alcanzamos nuestros objetivos presupuestarios de cinco años en solo tres”. Se benefició de un renacimiento de la lengua. En los últimos años, dijo, “ha aumentado notablemente el uso del ucraniano, tanto en público como en privado”.
Antonenko compara la ocupación del territorio ucraniano con la ocupación de la literatura ucraniana. “Se apropiaron de nuestros escritores –Gogol, Bulgakov, Babel– y los llamaron rusos. Ahora han invadido nuestra tierra y quieren llamarla Rusia”.
Pide al mundo del libro que apoye a Ucrania poniendo fin a las colaboraciones con Rusia. “Estamos hablando de no permitir stands rusos en las ferias del libro. De no concederles becas en el campo editorial. Y de que los agentes no cedan derechos ucranianos a los editores rusos. Hay que ignorar a los editores rusos que dicen que no tienen nada que ver con la política. Se han quedado callados. Ellos también son culpables”.
Como muchos ucranianos, Antonenko se siente frustrada porque las advertencias anteriores no se tomaron en serio. “Llevamos años diciéndolo”. No se tomó en serio a la propia nación: “Hemos sorprendido al mundo entero, pero no nos hemos sorprendido a nosotros mismos. Hemos hecho que el mundo entero respete a Ucrania”.
Está segura de la victoria final. “En pocos días nos hemos convertido en una sociedad civil fuerte. Habrá pérdidas, pero Putin mancillará a Rusia durante generaciones, como Hitler hizo con Alemania. Ucrania nunca perdonará a Rusia por esta guerra. No somos un pueblo “fraternal”. Para nosotros, Rusia es nuestro enemigo para siempre”.
Y ella sigue editando, haciendo planes y deseando que llegue el Festival del Libro del Arsenal en mayo. El festival debe su nombre al antiguo edificio de Kiev donde se celebra el evento, un nombre que se ha convertido en algo atrozmente apropiado para los ucranianos que se defienden con su cultura además de con sus armas. Antonenko muestra una serena confianza. “Con Ucrania en nuestros corazones, triunfaremos”.
Los cinco libros de Anetta Antonenko para entender Ucrania:
1. Serhii Plokhy, The Gates of Europe: A History of Ukraine (Las puertas de Europa: Una historia de Ucrania).
La mejor historia de Ucrania en un solo volumen, su historia centenaria de violencia y resistencia.
2. Oksana Zabuzhko, Your Ad Could Go Here: Stories (Su anuncio podría ir aquí: relatos).
De una escritora que a menudo es mencionada como la intelectual pública más importante de Ucrania, se trata de una colección de relatos que incorpora acontecimientos políticos como la Revolución Naranja junto con la vida íntima de los ucranianos de a pie.
3. Oksana Zabuzhko, The Museum of Abandoned Secrets (El museo de los secretos abandonados).
La historia novelada de Zabuzhko sobre la Ucrania moderna a través de la vida de tres generaciones de mujeres.
4. Andréi Kurkov, Grey Bees (Abejas grises).
Kurkov es famoso como escritor cómico, y en esta novela muestra la historia de Ucrania a través de los ojos de un apicultor de pueblo.
5. Stanislav Aseyev, In Isolation: Dispatches from Occupied Donbas (En el aislamiento: Partes desde el Donbás ocupado).
Desde que Rusia la ocupara en 2014, la otrora floreciente región del Donbás, en el este de Ucrania, ha sido casi invisible para el mundo: Aseyev muestra cómo ha sido la vida allí y por qué los ucranianos están decididos a evitar que el resto de su país corra la misma suerte.
Traducción: Paloma Farré
Este artículo se publicó originalmente en The Nation, el 28 de febrero.
Benjamin Moser es escritor e historiador. Es autor de una extraordinaria biografía de Clarice Lispector y del libro Sontag: Her Life and Work, biografía de Susan Sontag por la cual fue premiado con el Premio Pulitzer en 2020.
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