(Tiempo de lectura: 2 minutos con los ojos abiertos. Y, opcional, 1 hora, 22 minutos con los ojos cerrados o abiertos.)
Queridas amigas y amigos, esta será nuestra última publicación de este año. No porque nos falten ganas de compartir, sino porque somos conscientes de la saturación y queremos ser congruentes con nuestra esencia jardinera, nuestros principios y vocación por la conversación.
Un jardín es, entre muchas otras cosas, un espacio para propiciar la sorpresa y celebrar lo contingente. Aquello que se da en un lugar preciso, en un momento dado. Un espacio en el que la naturaleza manifiesta su capacidad de mutar y responder con gratitud a quien la cuida, pero también su capacidad resiliente. No se deja vencer por los maltratos y jamás claudica.
Tal vez alguno de nuestros lectores habituales se sienta desconcertado de no hallar novedad alguna en este espacio durante tres semanas. La hallará al leer estas palabras y prestar atención a su entorno.
Si re pasa, también podrá re:
● leer
● visitar
● descubrir
● escribir
● inventarse
Si decide seguir con los ojos abiertos, al pasear por nuestro jardín seguramente encontrará más de una frase, imagen o idea que lo invite a mirar el lugar que habita como si fuese un jardín, a descubrir posibilidades latentes antes no vistas. Aproveche esta interrupción para vagar con desenfado en este jardín lleno de recovecos. Pero si decide seguir con los ojos cerrados, también descubrirá novedades en su entorno.
Para eso sirve también el silencio. Para estimular la escucha y percibir otros lenguajes. Para afinar la atención: el bien más preciado y más amenazado en estos tiempos.
En este panorama global diciembre se pinta de frío o tórrido, dependiendo del hemisferio. Pero al hacer un balance de los discursos reinantes, lo único común es el horizonte sombrío. No pretendemos ignorar las múltiples amenazas. Pero hemos aprendido que también de entre las losas brotan yerbas verdes y flores silvestres. Aprendemos de los jardines.
Esperamos que nuestro silencio se lea como una invitación a la escucha y que ella propicie la conversación. Mientras florezca la conversación, ninguna esperanza está perdida.
Nos vemos el viernes 27 de enero. El 2023 traerá muchas sorpresas y muy gratas. Estamos seguros.
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